Debemos educar para que los niños no mientan. La mentira es un mecanismo de defensa, es algo natural de los humanos. Pero es un mecanismo falso ya que nos lleva al autoengaño.
Gracias a la mentira obtienen un beneficio que siendo sinceros no conseguirían. La idea es hacerles comprender, cuanto antes, que ir con la verdad por delante es siempre ventajoso, ya que más tarde o más temprano la mentira tiene consecuencias contra él mismo.
Debemos potenciar la honestidad y a la sinceridad en los más pequeños. Sabemos que nos pueden engañar de vez en cuando, pero no siempre ya que al final, si los niños mienten mucho, comenzará a crearse un clima de desconfianza entre los padres e hijos.
Mentir es un mecanismo de defensa y protección. Es fundamental fomentar en los más pequeños el hábito de decir la verdad, para que lo generalicen en su futuro. Ya que ser capaz de decir la verdad y asumir la realidad es muy importante para el desarrollo emocional sano, para la autoestima y para las relaciones sociales.
En la etapa de Infantil existen unas mentiras, que son naturales y sin intención, su fantasía natural y espontanea, se mezcla con la realidad. Una mentira no tiene más importancia, pero cuando se mantiene pasada esta edad y se convierte en algo habitual, hay que intervenir, puede ser un mecanismo de defensa para mantener la autoestima.
Cuando vemos que un niño está mintiendo hay que hablar con él y tratar de entender por qué lo hace. Y siempre debemos recordarle que debe decir la verdad. Qué todos cometemos errores, pero que no pasa nada, que debemos ser sinceros y asumir lo que hemos hecho o lo que nos ha pasado. Y si hemos hecho daño a alguien, pedirle perdón.
Mentir es un mecanismo de defensa y protección. Es fundamental fomentar en los más pequeños el hábito de decir la verdad, para que lo generalicen en su futuro. Ya que ser capaz de decir la verdad y asumir la realidad es muy importante para el desarrollo emocional sano, para la autoestima y para las relaciones sociales.
En la etapa de Infantil existen unas mentiras, que son naturales y sin intención, su fantasía natural y espontanea, se mezcla con la realidad. Una mentira no tiene más importancia, pero cuando se mantiene pasada esta edad y se convierte en algo habitual, hay que intervenir, puede ser un mecanismo de defensa para mantener la autoestima.
Cuando vemos que un niño está mintiendo hay que hablar con él y tratar de entender por qué lo hace. Y siempre debemos recordarle que debe decir la verdad. Qué todos cometemos errores, pero que no pasa nada, que debemos ser sinceros y asumir lo que hemos hecho o lo que nos ha pasado. Y si hemos hecho daño a alguien, pedirle perdón.
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